domingo, septiembre 21, 2008

Fragmentos del 1581 al 1600

Es peligroso frecuentar a los ancianos: se les ve tan alejados de la sabiduría y tan poco dispuestos a alcanzarla que, con respecto a ellos, nos creémos en posesión de una madurez que consideraríamos excepcional. Y por real o efectiva que ésta sea en lo que a ellos se refiere, incita al orgullo e incluso a la arrogancia.

1581 Pág. 189 – 7)

El mundo no está instalado en la mediocridad, sino en la malsana desmesura. Eso explica por qué nada ni nadie se encuentra en su lugar, mientras que lo estuviera en la mediocridad habría algún tipo de proporción entre las situaciones y los destinos.

1582 (Pág. 189 – 8)

Todo aquel que quiera hacer hablar de uno mismo debemos considerarlo como un virtual enemigo.

1583 (Pág. 189 – 9)

Puede que no sea más que locura por mi parte, pero no consigo encontrar a nadie en el mundo tan atormentado y paralizado por lo esencial como yo.

1584 (Pág. 189 – 10)

No hay cosa más difícil en el mundo que representarse la cara de alquien a quien se admira u odia sin haberlo visto nunca. Se pueden intuir sus secretos, pero no sus rasgos. Lo que de más visible hay en una persona es lo que más descoloca a nuestra imaginación.

1585 (Pág. 190 – 1)

Paso por un período en el que ni la poesía ni la mística me dicen nada. El lirismo, sea cual sea el disfraz bajo el que se presente, me hace el efecto de un purgante. La prosa ácida, corrosiva..., la única que me sienta bien.

1586 (Pág. 190 – 2)

28 de octubre. Conversación con un joven alemán de diecinueve años, muy inteligente y abierto, que lo sabe todo acerca de todo. A su lado yo parecía amojamado, chapado a la antigua, de otra generación. Estoy pagando caro mi horror a los jovenes..., he caducado, lo que me horroriza todavía más.

1587 (Pág. 190 – 3)

Del pensamiento me interesa el escritor, del escritor..., el temperamento.

1588 (Pág. 190 – 4)

El único hombre que ha comprendido es aquel que no se preocupa por nada, que pone al honor y al deshonor en el mismo plano. Alles is einerlei [Todo es uno y lo mismo]. Ésa es la última palabra de la inteligencia, y ¡ay! de aquellos a quiénes le repugne aceptarla o simplemente se muestren incapaces de suscribirla, ¡la de sufrimientos y miserias que les esperan!

1589 (Pág. 190 – 5)

La vida me parece bastante más tolerable desde que acepté mi indignidad como un hecho sobre el cual no cabe volver.

1590 (Pág. 190 – 6)

No poseo atributo alguno, soy un hombre abandonado, es decir, que podría fácilmente convertirme en un sabio...

1591 (Pág. 190 – 7)

Cada palabra tiene un pasado, en el mismo sentido en que se dice que toda mujer que ha vivido tiene uno... “Hay que estar borracho o loco, decía Sieyès, para hablar bien en una lengua conocida.”
Hay que estar borracho o loco, añadiría yo por mi parte, para atraverse aún a usar las palabras, no importa cuáles.

1592 (Pág. 190 – 8)

Ya podemos atarearnos, que la muerte continúa en nosotros sus largas cavilaciones, su soliloquio ininterrumpido.

1593 (Pág. 190 – 9)

Los aplausos prolongados me hacen pensar en las revoluciones. Cuando veo a una muchedumbre delirante, aunque sea en una sala de conciertos, mi primera reacción es largarme de golpe.

1594 (Pág. 191 – 1)

Sin ninguna duda soy un Gemütskranke [un enfermo del alma, de los sentimientos] (intraducible). Tengo ataques de rencor increíbles, de una virulencia temible, si bien enteramente gratuitos. Revelan un vicio constitutivo, una profunda avería de la máquina. Odio sin necesidad alguna..., pero ¿realmente se trata de odio? ¿No es más bien un permanente estado de locura sin declarar?

1595 (Pág. 191 – 2)

Acabo de leer en el Decamerón la descripción de la peste en Florencia. (¡Aunque está mucho mejor la de Atenas por Tucídides!). Cualquier plaga me colma, me tranquiliza. El horror me fortifica, si está bien contado.

1596 (Pág. 191 – 3)

Nadie puede hacerse iniciar en los Misterios si se carga con la responsabilidad de un crímen. Nerón, que hizo asesinar a su madre, no exigió la iniciación cuando viajó a Grecia.

1597 (Pág. 191 – 4)

5 de noviembre de 1963. Noche atroz, como tantas otras. He intentado multitud de remedios, pero mi organismo ya no los soporta. Debería dejar a mis enfermedades en paz.

1598 (Pág. 191 – 5)

Sólo puedo leer lo que me “da la vuelta” (Después de haber leído la Confesión de un golfo de Serge Essénine).

1599 (Pág. 191 – 6)

Tiberio, purista. Según Suetonio, se puso tan furioso al encontrar la palabra griega monopolio que insistió en encontrarle un equivalente latino. No por casualidad estuvo durante su juventud rodeado de gramáticos.

1600 (Pág. 191 – 7)

2 comentarios:

Rodericus Ignatius XVII dijo...

Gracias Jorge. Eres de España o Colombia? No he logrado accesar el sítio de web de Alfredo Andres Abad Torres. Yo he descubierto la dirección de otra coordenadora del proyecto, Prof. Maria Liliana, pero los mensajes vuelven por alguna razón. En todo caso, gracias por su atención, me gusta demasiado su blog. He tomado la liberdad de añadirlo a mis favoritos, ok? Saludos de Brasil, Rodrigo

Jorgewic dijo...

Querido Rodrigo
Ya te lo dije. A la tal Maria Liliana tambien le mandé yo un correo en su dia, con el mismo resultado, nada. Ella tiene, que yo recuerde, un libro o un articulo extenso dedicado a Cioran, también es una experta..., pero parece ser que no tienen mucho interés en que se sepa más allá de su círculo universitario. Parece mentira, con los tiempos que corren, que estemos todavía en estas batallas, como el siglo pasado.
Estoy en Madrid, España.
Un abrazo