domingo, marzo 18, 2007

Fragmentos del 741 al 760

Está escrito en mi destino lo de quedarme a medias. Todo me sale truncado: mi forma de ser, incluso hasta mi forma de escribir. Un hombre a cachos.

741 (Pág. 93 – 6)

Creo que he sufrido bastante. Sin embargo, mis padecimientos, lejos de converger en un centro y de organizarse, si no en un sistema, sí al menos en un conjunto, se han esparcido, creyéndose únicos cada uno de ellos y se han destruido, por no saber esperar y madurar.

742 (Pág. 93 – 7)

Sólo podría ser feliz en un mundo donde no existiera el sentido del tiempo. Mi país natal ofrece esa ventaja. Las iglesias carecen, siempre, sin ningún género de dudas, de tipo alguno de reloj a la vista. En fin, se ignora la hora (y en los pueblos mucho más). Medir el tiempo es un atentado no sólo contra el tiempo mismo, sino incluso contra el hombre. En el momento en que se analiza cualquier cosa, se la profana. La inteligencia es profanadora por definición, no deja nada en su estado, ni el tiempo, ni el alma. No está contenta si no es en la contemplación sin reflexión.

743 (Pág. 93 – 8) (Pág. 94 – 1)

Me he lanzado a una empresa imposible: escribir sobre la “gloria”. El tema no me pega..., y llevo reflexionando sobre él inútilmente durante meses. Nada puede salir de ahí. No puedo tratar acerca de un problema que me pone enfermo sólo por el mero hecho de abordarlo. Y no me refiero, por otra parte, a indiferencia, a desapego, etc. No soy ni indiferente, ni desapegado..., soy un abúlico, pero la abulia no tiene nada de indiferencia.
Y por eso no puedo resolver este conflicto que me desgarra: de un lado, está la sed de una cierta energía, de eficacia incluso, y del otro no veo más que el esfuerzo que es preciso para disociarse del mundo. Dos tendencias contradictorias e irreductibles. Es imposible intentar conciliarlas. Todo lo que me queda es irlas probando de vez en cuando..., con un mínimo de indiferencia o de disgusto.

744 (Pág. 94 – 2)

No veo un cuadro moderno sin felicitarme por la desaparición del “retratado”.

745 (Pág. 94 – 3)

¿Qué dios se ensaña conmigo?

746 (Pág. 94 – 4)

Decadencia..., una palabra que siempre ejerce sobre mí un efecto mágico. Siento entusiasmo por la decadencia.

747 (Pág. 94 – 5)

Anoche vislumbré en el teatro a .... con su gigolo. Estaba horrible con su monstruosa cabeza, que hubiera exigido una peluca para ser soportable. Me ha obsesionado toda la noche. Antes que acostarme con ella preferiría pasar diez horas en el sillón del dentista.

748 (Pág. 94 – 6)

27 de junio. Almuerzo en la ciudad. Purificación para la vergüenza. Contaminación liberadora.

749 (Pág. 94 – 7)

No habiendo podido hallar la forma de soportarme a mí mísmo, ¿cómo habría podido encontrar la de aguanta al mundo? El problema reside siempre en nosotros, y buscarlo más lejos viene a demostrar que estamos todavía en pañales en cuanto a sabiduría.

750 (Pág. 94 – 8)

Un entierro en un pueblo de Normandía. Pido detalles a un campesino: “El pobre era todavía joven, apenas sesenta años. Lo encontraron muerto en el campo. ¿Qué quiere? Es así.” Y repitió varias veces: “Es así.” ¿Qué hubiera podido decir de otro? ¿Qué puede decirse acerca de la muerte de otra persona? “Es así, es así.” Lo irreparable nos torna estúpidos.

751 (Pág. 95 – 1)

Lo que me condena para siempre es el hecho de que he gastado en este mundo lo mejor de mi espíritu.

752 (Pág. 95 – 2)

Le decía a un italiano, durante una comida, que los latinos no valían gran cosa, que yo prefiero a los anglosajones, que la mujer italiana, francesa o española, cuando escribe, no vale nada al lado de la inglesa. “Es verdad”, me decía, “cuando narramos nuestras experiencias, no decimos nada, pues todo lo hemos contado ya ante otros testigos al menos veinte veces”.
Los pueblos latinos son pueblos sin secreto. Un anglosajón suple por medio de su intimidad y su comedimiento su falta de talento. Un escritor que no es tímido ante la vida no vale nada”.

753 (Pág. 95 – 3)

Yo juzgo a los demás por lo que son, no por lo que hacen. Un hombre que nunca haya escrito puede inspirarme más admiración que tal o cual autor conocido que tenga cerca y al que desprecie.
Mi simpatía tiende naturalmente hacia aquellos que no han explotado sus dones, hacia los grandes chapuceros.

754 (Pág. 95 – 4)

Hasta hoy, he hablado de callejón sin salida; ya no lo digo, estoy en él. No puedo avanzar más en mi desierto, me siento idealmente estéril, atascado en el punto más bajo de mí mismo. Sólo una gracia de las alturas podría salvarme. Y tendría todavía que poseer la fuerza de implorarla o al menos de esperarla.

755 (Pág. 95 – 5)

No creo que se pueda llegar más lejos que yo en la falta de inspiración. Un soplo de esterilidad ha devastado mi mente y lo ha arrasado todo, dejándome solo, en compañía de un tropel de pesares.

756 (Pág. 95 – 6)

Primero de julio. Domingo campestre, después de dos meses encerrado en París. Crecer en la indiferencia, como los árboles, estár tan mudo como ellos. Cada vez me resulta menos difícil imitarlos..., afortunadamente.

757 (Pág. 95 – 7)

Los pensadores de primera mano meditan sobre las cosas; los demás, sobre los problemas. Es preciso vivir de cara al ser, no al espíritu.

758 (Pág. 96 – 1)

Sólo aquellos poseen la “clave” para retorcer la cercanía del tiempo.

759 (Pág. 96 – 2)

Pascal y Baudelaire..., los únicos franceses verdaderamente apasionados. Los demás parecen premeditados o bien delirantes.
No hay literatura más cerebral que la francesa. Yo mismo sólo me siento profundamente afín a la rusa.
De tanto en cuanto me deshago de los prejuicios del estilo. ¡A los que bien puedo decir que me he sacrificado unos cuantos años!

760 (Pág. 96 – 3)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante esta página. Felicidades.

Sir John More dijo...

Pedí hace un tiempo por correo el tomo en francés de los Cuadernos de Cioran, con cierto temor de andar traicionando un poco la última voluntad de este buen hombre, que parece ser que prefería ver estos cuadernos quemados antes que publicados. Aun así, compré el libro, y con mi francés de dos palabras y un diccionario demasiado limitado, comencé a disfrutar traduciendo las frases originales de Cioran. Mi dispersión lectora detuvo aquel intento al poco de su inicio, y a hora encuentro este trabajo tuyo. Creo que, con tu permiso, lo usaré para leer con más soltura a nuestro amigo. Al fin y al cabo, lo de traducirlo sólo era un juego, porque para mí lo esencial era leerlo en francés. Gracias.

Sir John More dijo...

Bueno, dice nuestro amigo que el hombre se pirra por tener poder, y así ¿cómo hacerle ascos a un puesto de Director Ejecutivo? Aceptado. Por lo demás, mis pobres conocimientos de francés me impiden corroborar lo que dices de su expresión en francés, pero lo que es en castellano, afirmo sin duda alguna que es el mejor escritor que he leído nunca. Por supuesto, al hablar de escritores sorprendentes se me vienen a la cabeza algunos asombrosos, e incluso obras sueltas de algunos otros donde se lucieron de un modo increíble. Pero Cioran acaricia las palabras, las coloca de un modo que nadie las ha colocado antes, y esto se nota fácilmente en sus traducciones, porque lo primero que le enseña a uno Cioran es que ningún arte ni ninguna expresión valen nada si no dicen algo, si no te llevan a algún sitio nuevo; y si la traducción es mínimamente fiel, las ideas se engarzan con las palabras y forman una verdadera obra de arte. Por eso, desde que lo conocí, no he podido dejar de leerlo, siempre tengo el Breviario, o los Silogismos, o cualquier otro de sus libros danzando por mi mesilla, por el salón, mezclados con los otros que ande leyendo. Ahora disfruto como un niño navegando por sus Conversaciones, el libro de entrevistas, aunque cada vez más echo de menos saber algo sobre sus últimos años de vida, con el Alzheimer. Me parece que no hay ninguna biografía de este hombre que se aleje de los cuatro datos que aparecen en todos sitios. Ojalá pudiera entender esa película en francés cuyos enlaces tienes colgados en tu blog.

En fin, Jorgewic, que adelante. Dentro de unos días espero comenzar a leerme los Cuadernos completos en francés, y, como te digo, cualquier cosilla te la comento.

Un abrazo.
Juanma

Pd.- Por cierto, si tuvieras una cuenta de correo sería más cómodo para mí escribirte cualquier mensaje que sea eso, un mensaje y no un comentario a tu blog. Prometo comentar más cosas según vaya leyendo...