viernes, mayo 26, 2006

Fragmentos del 261 al 280

Una religión muere en el momento en que no alumbra más herejías.

261 (Pág. 38 – 3)


12 de diciembre de 1959


Algunas noches tengo un sueño que no puedo olvidar. Una serpiente de teorias pasa ante mí, las primeras desfilando, y cada una, cuando llega su turno, se vuelve para contemplarme con ojos centelleantes, que se van dilatando, se podría decir que como dos soles en miniatura.

262 (Pág. 38 – 4)

Lo que ha falseado todo ha sido la cultura histórica. Ya no se hacen preguntan sobre Dios, sino sobre las formas de dios; sobre la sensibilidad y la experiencia religiosa, y no por el objeto que justifica a la una y a la otra.

263 (Pág. 38 – 5)


16 de diciembre de 1959


Los moralistas francesas o del maniqueismo por la anécdota;
o del maniqueismo anecdótico,
o cierto nivel mundano.

264 (Pág. 38 – 5)

Divinidad de la prosa.

265 (Pág. 38 – 6)

Más voy, menos me encuentran los versos. Melodía tarada, alma obstruída.

266 (Pág. 38 – 7)

Siempre hay alguien por encima de uno; más allá de Dios mismo se alza la Nada.

267 (Pág. 38 – 8)

¿Quién fue ese rey visigodo que, hacia el siglo VI, escribió un comentario sobre el Apocalipsis? El manuscrito estuvo publicado, pero ¿por quién y cuándo? Un vago recuerdo de una ficha leída precipitadamente en no se cual biblioteca...

268 (Pág. 38 – 9)

Ante cada insulto, oscilamos entre la bofetada y el tiro de gracia; y esta oscilación, que nos hace perder un tiempo precioso, consagra nuestra cobardía.

269 (Pág. 38 – 10)

Anatomía de la Melancolía de Robert Burton. El título más hermoso que he encontrado nunca. ¿Qué importa después que el libro sea ilegible?

270 (Pág. 39 – 1)

Todo hombre que posea una convicción, cualquiera que sea, tiene un dios; que digo, cree en Dios. Pues toda convicción postula al absoluto o lo suple.

271 (Pág. 39 – 2)

No pedimos la libertad, sino la ilusión de la libertad. La humanidad se ajetrea por esa ilusión desde hace milenios.
Por lo demás, como la libertad es, según se dice, una sensación, ¿qué diferencia hay entre ser libre y creerse libre?

272 (Pág. 39 – 3)

Un libro para leer: Tratado de la Tribulación, del padre Ribadeneira, un contemporáneo de Santa Teresa.

273 (Pág. 39 – 4)


19 de diciembre de 1959


Comprendo a los místicos pues, como cualquiera de ellos, estoy carcomido por la concupiscencia al tiempo que detesto la carne. Los tormentos de la sensualidad, las “tentaciones”, pueden matarnos.

274 (Pág. 39 – 5)


20 de diciembre de 1959


Este mediodía, queriendo escribir sobre la gloria y no encontrando nada ue decir, me he ido a acostar. Muchas veces mis grandes proyectos sólo me conducen a la cama, lamentable estación final de mis ambiciones.

275 (Pág. 39 – 6)


Espíritu precipitado y, por tanto, irresoluble.

276 (Pág. 39 – 7)

Mi gusto malsano por Tácito, la necesidad que tengo de alimentarme de horrores. Además, la elocuencia y la poesía de la indignación.
Los Anales, y Macbeth, los libros, no..., las imágenes de mi modo de vivir.

277 (Pág. 39 – 8)

Ningun malestar como sentir la presencia física del cerebro para ser consciente de la continuidad de la reflexión. Esa puede ser la razón por la que los locos no piensan más que por destellos.

278 (Pág. 39 – 9)

La tentación de la gloria es lo que arruinó el paraíso. Siempre que queremos salir del anonimato, ese ejemplo de felicidad, cedemos a las tentaciones de la serpiente.

279 (Pág. 39 – 10)

Nada aprecio más que una prosa esquelética traspasada por el estremecimiento.

280 (Pág. 39 – 11)

No hay comentarios: